-“Pero, entonces, ¿qué hago?”.
-“Una canción, Hero! Tú propia canción”.
-“¿Por qué no ‘Melody and Harmony’?”.
-“Prefiero que le cantes una canción escrita enteramente por ti, y que exprese tus sensaciones actuales. Si quieres, yo le pondré la música”.
-“Genial, me parece perfecto! Pero… ¿qué escribo?”.
Me dio el cuaderno y el bolígrafo.
-“Lo que sientes, Jae. Lo que sientes por él”- me sonrió.
Me concentré en lo que significaba Yunho para mí, y empecé a escribir velozmente. Los versos me salían fácilmente, ya que mis sentimientos eran más que profundos. De vez en cuando, miraba por la ventana, inspirándome con cada cosa que veía.
Al terminar, se la mostré a Micky.
-“Hermosa, muy sincera”- opinó al leerla. ”Déjame pensar la música, y la unimos a tu letra, ¿ok?”.
Después de un rato practicamos a capella.
-“Quedó estupenda!”- expresé al final.
Micky miró su reloj.
-“Dios, es tardísimo! No vamos a llegar a tiempo! Min, ¿puedes ir más rápido?”.
-“Lo siento- respondió- pero no puedo exceder la velocidad, sino podrían multarnos. Reglas son reglas”.
-“AL DEMONIO CON LAS REGLAS!”- exclamó Junsu moviendo el volante bruscamente, haciendo que nos desviáramos del camino.
Changmin frenó rápidamente.
-“¡¿QUÉ HACES IDIOTA!? ¿QUIERES MATARNOS A TODOS?”- pronunció furioso.
-“Muévete, Max. Yo conduciré”- nunca había escuchado a Junsu tan serio.
-“No puedes conducir, Su, no tienes licencia”.
-“Ay, por favor Min! Se trata de Jae, debemos ayudarlo. Déjame conducir, por favor!”.
-“Changmin, creo que deberías dejarlo”- interrumpió Yoochun.
-“NO NO NO! DEFINITIVAMENTE NO!”- dijo convencido.
-“Ya sé! ¿Por qué no lo deciden con un ‘piedra, papel o tijera’?”- sugerí.
-“Qué ridículo!”- expresó Max.
-“Buena idea, hagámoslo!”- Xiah ya estaba en posición.
-“No me voy a prestar para esta estupidez!”.
-“Por favor Miniiiiii… yo que soy tu hijito del alma, y tú eres taaaan bueno, ¿sí?”- suplicaba abriendo sus ojos tiernamente cuán gato con botas.
-“Aish, bueno está bien, está bien! No tienes que poner esa cara…”-contestó resignado.
Después de tres intentos, Su consiguió la victoria, y se cambió de lugar con el ofuscado Changmin rápidamente.
-“Sujétense bien”- nos miró Junsu pícaramente por el espejo retrovisor.
Pronto piso el acelerador, subiendo de cero a 200 kilómetros por hora en un santiamén. El auto saltaba tanto, que creí que los amortiguadores iban a romperse. Esquivamos a cuánto coche encontrábamos.
-“Tomaré un atajo”- Junsu dio una maniobra brusca que me tiró contra la ventana, haciendo que Yoochun callera encima de mí.
Llegamos a la autopista casi sin darme cuenta. Era la carretera de la muerte.
Su conducía como un condenado. Changmin ya estaba arrepintiéndose de sus pecados.
De repente, me percaté de que una patrulla nos alcanzaba.
-“Junsu, nos sigue la policía”.
-“No hay problema”- dijo confiado, desviándose brutalmente por un camino cercano. Ésta vez, yo pasé a estar sobre Micky.
Por suerte los perdimos.
-“Ten cuidado!”- exclamé al temible conductor.
Enseguida llegamos al estudio de televisión. Para mi sorpresa, Junsu estacionó en una maniobra casi perfecta, y digo ‘casi’ porque terminé más mareado que si hubiera tenido resaca.
Los cuatro salimos rápidamente del auto. Micky me tomó de la mano.
-“Vamos, Jae. Entremos ahora”- lo seguí tambaleando, algo mareado aún.
El director del programa nos estaba esperando.
-“HACE DIEZ MINUTOS QUE EMPEZÓ EL PROGRAMA! ¿DÓNDE SE HABÍAN METIDO? Entren al escenario, es muy tarde ya!”.
-“Damas y caballeros, me acaban de decir que los tan esperados dioses están aquí mismo. Por favor, den un muy fuerte aplauso para recibir a… Dong Bang Shin Ki!”- anunció el conductor.
Cuando aparecimos frente a las cámaras y el público, me puse más que nervioso, sobre todo por lo que estaba a punto de hacer.
Después de la bienvenida, nos sentamos para el cuestionario.
-“Y bien, Hero, cuéntanos ¿qué sientes por el revuelo que ha generado Yunho con su inesperada declaración?”.
La pregunta fue incómoda, pero perfecta para aprovechar la oportunidad.
-“Bueno, verás…quisiera, si me lo permites, decirte lo que pienso con una canción, ¿puede ser?”.
El director le hizo una seña de aprobación. Obviamente daría mucho rating.
-“Sí, por supuesto, adelante”- dijo el conductor.
Micky y yo nos paramos rápidamente, y fuimos hacia un costado del escenario, en donde se encontraba la orquesta del programa.
-“Disculpe-Yoochun se dirigió al pianista- ¿puedo usar su órgano, por favor?”. El músico se movió velozmente, mientras Micky se arrimaba al instrumento.
-“Miren esto! Parece que Park va a tocar con Jaejoong!”- exclamó el conductor conmocionado. La gente empezó a aplaudir exaltada.
Pronto me trajeron un micrófono.
-“Quiero decirles- comenté nervioso- que esta canción la escribí hace un rato, en el asiento trasero de un auto. Mi querido amigo Yoochun va a acompañarme tocando la música que él compuso”.
-“¿Y cómo se llama la canción?”- preguntó el conductor.
Me di cuenta de que no le habíamos puesto un nombre. Micky me miró sin saber qué decir. Luego, pensé un instante en todas las cosas que habían pasado. El título me salió del alma.
-“You know…You know that I love you”- expresé con mi deficiente inglés, aunque lleno de calidez en mi corazón. Micky sonrió. “Esta canción se la dedico a mi gran amor… Jung Yunho”- el público empezó a gritar eufórico.
-“Oh! La escribió para Uknow!”- exclamó el conductor. “Bueno, damas y caballeros, sin más preámbulos, en vivo exclusivamente en nuestro programa, Hero Jaejoong, ‘You know that I love you’!”.
Pronto, Micky sacó la letra y melodía que tenía en el bolsillo y comenzó a tocar.
Yo no necesitaba leerla, recordaba cada verso que había escrito. Yoochun era sumamente delicado con las teclas, acariciándolas con la yema de sus refinados dedos.
Luego de una corta introducción musical, me asintió con la cabeza para que empezara.
Al instante mi voz resonaba en los parlantes del estudio, expresando cada cosa que había vivido con Yunho. Explicaba la primera vez que lo vi, su carácter, su verdadera personalidad, nuestro primer beso, y cómo me hacía sentir, entre muchas otras cosas. También mencioné mi anhelo de que se recupere pronto, y de que jamás podría estar sin él.
Todo, absolutamente todo era brillante. Yoochun y yo habíamos creado un ambiente silencioso y romántico.
El hecho de que Yunho estuviera mal, y que yo confesara mis sentimientos ante millones de personas, hizo que al final de toda la canción, y llegando al tope de mi voz, me largara a llorar desbordado.
El público quedó atónito, inclusive Changmin y Junsu, sin decir una palabra.
Luego, todos se pusieron de pie, conmovidos y emocionados, aplaudiendo y gritando fervorosamente.
Quedé altamente sorprendido, y feliz al mismo tiempo.
Esa noche, cuando volvimos a casa, el mánager nos recibió de una manera diferente.
-“Tengo buenas noticias, Jae. Una importante discográfica me llamó hace un rato. Quieren que grabes ‘You know that I love you’ en un CD completamente nuevo”.
-“¿Qué? Pero…no quiero que esa canción tenga fines de lucro”.
-“Pero imagínate el dinero que le darías a la compañía. Estimamos cantidades millonarias”- pronunció sumamente ambicioso.
-“DIJE QUE NO! VETE! ESTÁS DESPEDIDO!”- grité furioso y harto de su presencia.
Los de seguridad lo escoltaron hacia la salida, mientras el maldecía como loco.
-“Necesito ver a Yunho ya mismo”- expresé desesperado a mis amigos.
De repente, sonó mi celular. Me habló una voz grave y fría. Mis ojos se llenaron de lágrimas al instante. Dejé caer el teléfono, perplejo de la emoción.
-“¿Qué pasa, Jae?”- preguntó Yoochun asustado.
Me desplomé en su hombro, llorando sin poder contenerme.
Al día siguiente, en los diarios aparecía su foto: ‘YUNHO HA MUERTO’.
La gente, las fanáticas, todo el mundo estaba shockeado y desconsolado. Nadie lo podía creer. Nosotros cuatro nos negamos a hacer declaraciones, conferencias de prensa o apariciones públicas.
Con el tiempo, el grupo se disolvió, y nunca más se volvió a hablar de Dong Bang Shin Ki.
Hace cinco años que no canto ni me subo a un escenario.
Por eso, padre, he venido a confesarle mi secreto, que es… OH, NO!! Mire la hora! Debo irme, lo siento.
-¡¿Qué?! ¿Justo ahora? ¿Cuál es el secreto? Cuéntame!
-Será en otra ocasión, ahora estoy apurado. Gracias por escucharme, padre.
[ Jaejoong salió rápidamente de la Iglesia, hasta llegar a un convertible rojo, estacionado enfrente. En el asiento trasero estaba Junsu, sentado sobre Changmin, algo crecidos ya, y a su lado Yoochun, con su característico sombrero negro, tomando de la mano a su esposo.
Pronto Hero subió al auto, en el asiento de adelante].
-¿Cuántos pecados has cometido que te tardaste tanto?
[Jaejoong miró hacia la izquierda, al asiento del conductor].
-Si amarte es un pecado, entonces muchos- sonrió acariciando su mejilla morena. -Yunho, tú sabes que te amo, ¿verdad?
-No tanto como yo a ti- respondió besándolo tiernamente en los labios.
(*Flashback*)
-“¿Qué pasa, Jae?”- preguntó Yoochun asustado.
Me desplomé en su hombro, llorando sin poder contenerme.
-“Yunho… despertó!”- expresé emocionado. “Lo único que quiero es que podamos estar juntos y tranquilos, pero va a ser un caos si la prensa se entera de que está bien. Nunca nos van a dejar en paz”.
-“Tengo una idea”- comentó Micky. “Digamos que murió”.
-“¿Qué? ¿De qué hablas?”.
-“Piénsalo, Jae. Ninguno de nosotros quiere seguir con esta vida. Si decimos que Yunho falleció, con el tiempo la banda se disolverá, y así podremos vivir como realmente queremos. A parte, tenemos millones de ganancias por nuestras carreras desde que comenzamos hasta ahora, así que el dinero no será problema. Ocultaremos a Yunho en un lugar seguro, hasta que la gente se olvide de Dong Bang Shin Ki. Luego, viviremos retirados viajando por el mundo. Nunca nos descubrirán, ni reconocerán. ¿Qué opinas?”.
-“Suena descabellado, pero… creo que tienes razón”.
-“Va contra mis principios morales, pero, a decir verdad, ya me estoy cansando de todo esto”- acotó Changmin. “A parte, no tenemos mucho que perder, mientras estemos juntos, yo soy feliz”.
-“Sí, yo también. No quiero fingir más que no somos nada tú y yo, Yoochun”- comentó Junsu, abrazándolo cual perro mimoso.
-“Entonces está decidido. Hagámoslo…. FIGHTING!”- unimos nuestras manos.
(*Fin flashback*)
-¿Pueden dejar los arrumacos para otro día?- se quejó Changmin.- Conduce de una vez, Yunho!
[El moreno soltó los labios de Jaejoong]
-¿A dónde iremos esta vez?- preguntó Yoochun- Ya fuimos a Los Ángeles la semana pasada.
-Vamos a París!- sugirió Junsu, contento. Todos asintieron con la cabeza, rememorando con nostalgia esos días maravillosos hace varios años atrás.
-París…allá vamos!- exclamó Yunho, pisando el acelerador, alejándose así, en ese increíble auto.
[Todos unidos y felices de ser amigos, cantando una típica canción francesa, la cual pronunciaban con una gracia inigualable.
Mientras tanto, dentro de la Iglesia, el padre se preguntaba cual sería el secreto que escondía ese chico. Pronto, sus pensamientos fueron interrumpidos].
-Padre Joo Ji Hoon! Venga a ordenar el altar, por favor!
-Enseguida voy, padre Kim Jae Wook!
[Jaejoong jamás volvió a aquella Iglesia de nuevo. Pero si había algo que hacía siempre, era decirle a Yunho cuánto lo amaba].
Fin. By Ale ♥
domingo, 9 de mayo de 2010
Capítulo 20: El incidente de Yunho
-“Por fin llegamos!”- exclamó Junsu, tirándose en el sillón de la casa para Dong Bang Shin Ki, otorgada por la compañía hacía ya tiempo atrás.
Poco a poco, nos fuimos reinstalando.
Yunho me apartó a un lado.
-“Escucha- dijo tomándome las manos-estuve pensando, y he decidido oficializar nuestra relación”.
-“¿Qué?...No creo que sea bueno…sería un revuelo!”.
-“Pero yo te amo, Jae! Y quiero que el mundo lo sepa”.
-“Sí, ya lo sé. Pero ya te he dicho que con que nosotros sepamos lo que sentimos, estará bien”.
-“Discúlpame, pero hasta ahora yo no he oído decir de tus labios que me amas”- reprochó levantando el tono de voz.
-“Por favor, Yunho! No empieces con histeriqueos…”.
-“¿Histeriqueos? A ver si lo entiendes: TE-A-MO! ... Tan simple como eso…”- estaba enojado.
-“No compliques las cosas”.
-“Tú las complicas queriendo ocultar lo nuestro como si fuera un crimen. Lo lamento, pero no pienso como tú”- se fue ofuscado.
Me sentí sumamente triste y culpable. Después de todo, él tenía razón.
Micky, al ver la escena, se me acercó.
-“¿Todo bien, Jae?”.
-“Mhh…si”- respondí, yéndome a mi cama desanimado.
Al otro día, nuestra agenda estaba ocupadísima. Corea nos recibía con los brazos abiertos. Nos invitaron a un programa de televisión muy conocido, al cual asistimos con desgano. Era nuestro trabajo sonreír como idiotas frente a las cámaras. Odiaba tener que hacer eso.
Al llegar, cientos de personas nos esperaban en el canal, aplaudiéndonos, gritándonos, halagándonos. Todo era tan artificial y falso, que me sentía más solo que nunca. De no ser por mis cuatro amigos, hubiera quedado abatido.
Antes de comenzar el programa, Yunho, que hasta ese día no me había dirigido la palabra, me dijo:
-“Hoy lo haré. No me importa si estás de acuerdo, o no”.
-“¡¿Qué?! No, no lo hagas!”- exclamé desesperado, justo cuando empezó el show.
Sonó una fuerte música, y el conductor nos presentó.
Durante el transcurso del programa, mi cara fue de preocupación. Estaba tan distraído pensando en cuando Yunho lo haría, que no respondía bien las preguntas que me hacía el conductor. Era muy estresante para mí, ver como Yunho me miraba convencido de que lo iba a contar todo.
De repente, el conductor hizo la pregunta equivocada.
-“¿Y tú, Uknow? ¿Cómo vas en el amor?”.
Él me miró fijo, y luego contestó.
-“Sinceramente, estoy muy enamorado de alguien ahora”.
El público gritaba. Yo no sabía dónde meterme.
-“¿Y podemos saber quién es la afortunada?”.
Rápidamente, Yunho se levantó de su asiento y me alzó la mano.
-“Hero Jaejoong. Es él a quien amo”.
Se hizo un silencio repentino. Todos quedaron sorprendidos. Me avergoncé tanto que escondí mi cara.
El conductor estaba atónito.
-“¿Estás declarando públicamente que Jaejoong y tú tienen un romance?”.
-“Así es, lo confirmo”- dijo orgulloso.
Pronto el público lleno de fanáticas, se puso eufórico en inquieto. Los cinco tuvimos que salir del estudio inmediatamente.
Al entrar en la combi, empezamos a discutir con Yunho, casi a los gritos, mientras los otros tres nos observaban un tanto tristes por la situación.
-“Te advertí que esto pasaría, pero tú no quisiste escuchar”.
-“Sabías que tarde o temprano se iban a enterar, Jae”.
-“Eso no importa. Tú no tuviste en cuenta mi opinión al respecto”.
-“¿Y qué querías que hiciera? ¿Qué mintiera? Acaso tú, ¿no me amas?”.
-“Realmente, con estas actitudes dejas mucho que desear”- corrí mi vista hacia la ventana.
-“Bien, si eso es lo que piensas…”- contestó enojado.
No nos hablamos durante todo el trayecto. Los rostros de los demás eran de preocupación, y angustia. Tampoco quisieron acotar ni preguntar nada, sabían que sería para peor.
Al llegar a casa, el mánager estaba furioso por la declaración pública de Yunho.
-“LO ARRUINASTE! Arruinaste tu carrera y la de tus compañeros! ¿Qué vamos a hacer con los sponsors, las campañas publicitarias, los shows…? LA COMPAÑÍA VA A IR A LA RUINA POR TU CULPA!”.
Yunho se sentía culpable por los problemas que había causado, pero no estaba arrepentido. Su gesto era de furia y remordimiento, mientras recibía el reto del mánager.
En los días posteriores, las tapas de los diarios con nuestra foto juntos, colmaban las calles.
El mánager propuso hacer una conferencia de prensa para aclarar (o mejor dicho, ocultar) las cosas, pero nosotros decidimos no hacer declaraciones.
A pesar de todo el revuelo que se había generado, nuestros recitales aún estaban pendientes y debíamos cumplirlos.
Disimulábamos nuestros problemas cuando estábamos arriba del escenario, pero en realidad la situación era más tensa que nunca, sin mencionar lo que vino después…
Una tarde fui a recorrer la ciudad para despejarme un poco. Me sentía vacío y desesperanzado, mientras miraba los locales de ropa. Cada cosa me recordaba a él. Las fanáticas me seguían, pero yo no les prestaba atención. Estaba pensando en la horrible pelea que habíamos tenido, cuando de repente sonó mi celular.
-“Hola Jae, soy Changmin. Escucha, ven pronto. Yunho está internado en el hospital”.
-“¡¿Qué?! Pero, ¿qué sucedió?”.
-“Ven rápido, te contaré personalmente”.
Tomé un taxi hasta el hospital lo más rápido que pude. Al llegar, busqué la habitación en donde estaba. Encontré a Changmin, Junsu, Yoochun y el mánager en el pasillo.
-“¿Qué le ocurrió?”- les pregunté desesperado. “¿Cómo está? ¿Se encuentra bien?”.
-“Todavía no sabemos por qué, pero se desmayó después de un concierto”- me informó Min. “Mira, aquí viene el doctor”.
Me acerqué a él rápidamente.
-“¿Qué le pasó? ¿En dónde está?”.
-“Parece ser un cuadro de intoxicación grave. Al revisarlo, hayamos pegamento industrial en su estómago. Le inyectamos antibióticos para que se eliminen las sustancias dañinas que tiene su cuerpo por vía natural”.
-“¿Pegamento? Pero, cómo…”.
-“Ahora que recuerdo- interrumpió Changmin- una fanática se le acercó con una botella de agua abierta después del recital. Para ser sincero, no se veía muy confiable ni la botella, ni la chica”.
-“Oh, no! ¿Cómo es posible que haya gente así?”- expresó Junsu angustiado.
-“Dígame que va a estar bien, por favor”- pedí al doctor.
-“Los resultados se irán viendo con el transcurrir del tiempo. No prometo nada. Sólo hay que esperar”.
-“¿Puedo verlo?”.
-“Sí, por supuesto. Ahora está descansando. Pasa”.
Al entrar en la habitación, Yunho estaba dormido en la cama, lleno de cables y tubos, conectado a un respirador artificial. Verlo así me provocó una tristeza tan grande, que me largué a llorar. Me arrodillé frente a él y tomé su mano.
-“Oh, Yunho...esto es mi culpa. No debimos haber peleado así…Si hubiera estado allí para ayudarte…Eres la única persona para mí, nadie más…no me dejes, por favor…no podría vivir sin ti…”- mi rostro estaba empapado en lágrimas. “Sólo hay una cosa que puedo hacer para que nos dejen estar juntos y en paz…”.
Me levanté y fui al pasillo.
-“Escuchen- les dije a mis tres amigos- necesito que me ayuden. Voy a confesarle al mundo lo que siento por Yunho”.
-“Cuenta conmigo!”- exclamó Junsu.
-“Lo malo es que no sé cómo ni dónde”- comenté.
-“Pero yo sí!”- expresó Changmin. “Esta noche iremos a una entrevista de televisión. Es el lugar perfecto. Millones de personas te estarán viendo”.
-“Pero… ¿cómo lo digo? Soy muy malo para expresarme, y más aún en público”- admití.
-“No te preocupes por eso”- Micky palmeó mi espalda. “Yo te ayudo”.
Por desgracia el mánager nos escuchó.
-“Ustedes no irán a ningún lado. No van a empeorar más las cosas. Llamaré a los guardaespaldas para que los escolten hasta su casa”- gritó, mientras sacaba su teléfono celular.
Pronto, tres matones nos agarraron de los brazos de una manera más que brusca, y nos llevaron hasta la salida del hospital, en donde nos esperaba un auto negro con vidrios polarizados.
Yoochun me miró cómplice y susurró:
-“A la cuenta de tres...uno…dos…TRES!”- inmediatamente golpeamos a los guardaespaldas, que cayeron al piso adoloridos.
Uno se levantó, pero Junsu tiró una patada impulsiva que casi le vuela la cabeza, haciendo que el hombre quedara inconsciente.
-“WHO’S THAT!”- exclamó Su, como grito de gloria.
Otro más se incorporó, intentando atacar a Changmin, pero Yoochun lo detuvo pegándole en la entrepierna.
-“HASTA LA VISTA, BABY”- dijo con su tono inglés.
Luego me jaló de la mano.
-“Vamos, Jae. Rápido, sube al auto”.
Me senté atrás con él, mientras que Changmin conducía, con Junsu a su lado.
-“Necesito lápiz y papel, PRONTO!”-pidió Micky desesperado, como un médico cirujano.
-“Fíjate en mi bolso, Su”- dijo Changmin, sin dejar de mirar al frente, con el auto en movimiento.
-“Sí, aquí hay…toma”- Junsu me extendió un cuaderno y un bolígrafo.
-“Qué no llevas en ese bolso!”- expresó Yoochun graciosamente.
-“No sé cómo empezar con el discurso”- comenté preocupado.
“¿Discurso?”- interrumpió mi Soulmate. “Jae, no eres un presidente en plenas elecciones! Eres un chico enamorado que quiere demostrarle al mundo cuán importante es él para ti”.
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Poco a poco, nos fuimos reinstalando.
Yunho me apartó a un lado.
-“Escucha- dijo tomándome las manos-estuve pensando, y he decidido oficializar nuestra relación”.
-“¿Qué?...No creo que sea bueno…sería un revuelo!”.
-“Pero yo te amo, Jae! Y quiero que el mundo lo sepa”.
-“Sí, ya lo sé. Pero ya te he dicho que con que nosotros sepamos lo que sentimos, estará bien”.
-“Discúlpame, pero hasta ahora yo no he oído decir de tus labios que me amas”- reprochó levantando el tono de voz.
-“Por favor, Yunho! No empieces con histeriqueos…”.
-“¿Histeriqueos? A ver si lo entiendes: TE-A-MO! ... Tan simple como eso…”- estaba enojado.
-“No compliques las cosas”.
-“Tú las complicas queriendo ocultar lo nuestro como si fuera un crimen. Lo lamento, pero no pienso como tú”- se fue ofuscado.
Me sentí sumamente triste y culpable. Después de todo, él tenía razón.
Micky, al ver la escena, se me acercó.
-“¿Todo bien, Jae?”.
-“Mhh…si”- respondí, yéndome a mi cama desanimado.
Al otro día, nuestra agenda estaba ocupadísima. Corea nos recibía con los brazos abiertos. Nos invitaron a un programa de televisión muy conocido, al cual asistimos con desgano. Era nuestro trabajo sonreír como idiotas frente a las cámaras. Odiaba tener que hacer eso.
Al llegar, cientos de personas nos esperaban en el canal, aplaudiéndonos, gritándonos, halagándonos. Todo era tan artificial y falso, que me sentía más solo que nunca. De no ser por mis cuatro amigos, hubiera quedado abatido.
Antes de comenzar el programa, Yunho, que hasta ese día no me había dirigido la palabra, me dijo:
-“Hoy lo haré. No me importa si estás de acuerdo, o no”.
-“¡¿Qué?! No, no lo hagas!”- exclamé desesperado, justo cuando empezó el show.
Sonó una fuerte música, y el conductor nos presentó.
Durante el transcurso del programa, mi cara fue de preocupación. Estaba tan distraído pensando en cuando Yunho lo haría, que no respondía bien las preguntas que me hacía el conductor. Era muy estresante para mí, ver como Yunho me miraba convencido de que lo iba a contar todo.
De repente, el conductor hizo la pregunta equivocada.
-“¿Y tú, Uknow? ¿Cómo vas en el amor?”.
Él me miró fijo, y luego contestó.
-“Sinceramente, estoy muy enamorado de alguien ahora”.
El público gritaba. Yo no sabía dónde meterme.
-“¿Y podemos saber quién es la afortunada?”.
Rápidamente, Yunho se levantó de su asiento y me alzó la mano.
-“Hero Jaejoong. Es él a quien amo”.
Se hizo un silencio repentino. Todos quedaron sorprendidos. Me avergoncé tanto que escondí mi cara.
El conductor estaba atónito.
-“¿Estás declarando públicamente que Jaejoong y tú tienen un romance?”.
-“Así es, lo confirmo”- dijo orgulloso.
Pronto el público lleno de fanáticas, se puso eufórico en inquieto. Los cinco tuvimos que salir del estudio inmediatamente.
Al entrar en la combi, empezamos a discutir con Yunho, casi a los gritos, mientras los otros tres nos observaban un tanto tristes por la situación.
-“Te advertí que esto pasaría, pero tú no quisiste escuchar”.
-“Sabías que tarde o temprano se iban a enterar, Jae”.
-“Eso no importa. Tú no tuviste en cuenta mi opinión al respecto”.
-“¿Y qué querías que hiciera? ¿Qué mintiera? Acaso tú, ¿no me amas?”.
-“Realmente, con estas actitudes dejas mucho que desear”- corrí mi vista hacia la ventana.
-“Bien, si eso es lo que piensas…”- contestó enojado.
No nos hablamos durante todo el trayecto. Los rostros de los demás eran de preocupación, y angustia. Tampoco quisieron acotar ni preguntar nada, sabían que sería para peor.
Al llegar a casa, el mánager estaba furioso por la declaración pública de Yunho.
-“LO ARRUINASTE! Arruinaste tu carrera y la de tus compañeros! ¿Qué vamos a hacer con los sponsors, las campañas publicitarias, los shows…? LA COMPAÑÍA VA A IR A LA RUINA POR TU CULPA!”.
Yunho se sentía culpable por los problemas que había causado, pero no estaba arrepentido. Su gesto era de furia y remordimiento, mientras recibía el reto del mánager.
En los días posteriores, las tapas de los diarios con nuestra foto juntos, colmaban las calles.
El mánager propuso hacer una conferencia de prensa para aclarar (o mejor dicho, ocultar) las cosas, pero nosotros decidimos no hacer declaraciones.
A pesar de todo el revuelo que se había generado, nuestros recitales aún estaban pendientes y debíamos cumplirlos.
Disimulábamos nuestros problemas cuando estábamos arriba del escenario, pero en realidad la situación era más tensa que nunca, sin mencionar lo que vino después…
Una tarde fui a recorrer la ciudad para despejarme un poco. Me sentía vacío y desesperanzado, mientras miraba los locales de ropa. Cada cosa me recordaba a él. Las fanáticas me seguían, pero yo no les prestaba atención. Estaba pensando en la horrible pelea que habíamos tenido, cuando de repente sonó mi celular.
-“Hola Jae, soy Changmin. Escucha, ven pronto. Yunho está internado en el hospital”.
-“¡¿Qué?! Pero, ¿qué sucedió?”.
-“Ven rápido, te contaré personalmente”.
Tomé un taxi hasta el hospital lo más rápido que pude. Al llegar, busqué la habitación en donde estaba. Encontré a Changmin, Junsu, Yoochun y el mánager en el pasillo.
-“¿Qué le ocurrió?”- les pregunté desesperado. “¿Cómo está? ¿Se encuentra bien?”.
-“Todavía no sabemos por qué, pero se desmayó después de un concierto”- me informó Min. “Mira, aquí viene el doctor”.
Me acerqué a él rápidamente.
-“¿Qué le pasó? ¿En dónde está?”.
-“Parece ser un cuadro de intoxicación grave. Al revisarlo, hayamos pegamento industrial en su estómago. Le inyectamos antibióticos para que se eliminen las sustancias dañinas que tiene su cuerpo por vía natural”.
-“¿Pegamento? Pero, cómo…”.
-“Ahora que recuerdo- interrumpió Changmin- una fanática se le acercó con una botella de agua abierta después del recital. Para ser sincero, no se veía muy confiable ni la botella, ni la chica”.
-“Oh, no! ¿Cómo es posible que haya gente así?”- expresó Junsu angustiado.
-“Dígame que va a estar bien, por favor”- pedí al doctor.
-“Los resultados se irán viendo con el transcurrir del tiempo. No prometo nada. Sólo hay que esperar”.
-“¿Puedo verlo?”.
-“Sí, por supuesto. Ahora está descansando. Pasa”.
Al entrar en la habitación, Yunho estaba dormido en la cama, lleno de cables y tubos, conectado a un respirador artificial. Verlo así me provocó una tristeza tan grande, que me largué a llorar. Me arrodillé frente a él y tomé su mano.
-“Oh, Yunho...esto es mi culpa. No debimos haber peleado así…Si hubiera estado allí para ayudarte…Eres la única persona para mí, nadie más…no me dejes, por favor…no podría vivir sin ti…”- mi rostro estaba empapado en lágrimas. “Sólo hay una cosa que puedo hacer para que nos dejen estar juntos y en paz…”.
Me levanté y fui al pasillo.
-“Escuchen- les dije a mis tres amigos- necesito que me ayuden. Voy a confesarle al mundo lo que siento por Yunho”.
-“Cuenta conmigo!”- exclamó Junsu.
-“Lo malo es que no sé cómo ni dónde”- comenté.
-“Pero yo sí!”- expresó Changmin. “Esta noche iremos a una entrevista de televisión. Es el lugar perfecto. Millones de personas te estarán viendo”.
-“Pero… ¿cómo lo digo? Soy muy malo para expresarme, y más aún en público”- admití.
-“No te preocupes por eso”- Micky palmeó mi espalda. “Yo te ayudo”.
Por desgracia el mánager nos escuchó.
-“Ustedes no irán a ningún lado. No van a empeorar más las cosas. Llamaré a los guardaespaldas para que los escolten hasta su casa”- gritó, mientras sacaba su teléfono celular.
Pronto, tres matones nos agarraron de los brazos de una manera más que brusca, y nos llevaron hasta la salida del hospital, en donde nos esperaba un auto negro con vidrios polarizados.
Yoochun me miró cómplice y susurró:
-“A la cuenta de tres...uno…dos…TRES!”- inmediatamente golpeamos a los guardaespaldas, que cayeron al piso adoloridos.
Uno se levantó, pero Junsu tiró una patada impulsiva que casi le vuela la cabeza, haciendo que el hombre quedara inconsciente.
-“WHO’S THAT!”- exclamó Su, como grito de gloria.
Otro más se incorporó, intentando atacar a Changmin, pero Yoochun lo detuvo pegándole en la entrepierna.
-“HASTA LA VISTA, BABY”- dijo con su tono inglés.
Luego me jaló de la mano.
-“Vamos, Jae. Rápido, sube al auto”.
Me senté atrás con él, mientras que Changmin conducía, con Junsu a su lado.
-“Necesito lápiz y papel, PRONTO!”-pidió Micky desesperado, como un médico cirujano.
-“Fíjate en mi bolso, Su”- dijo Changmin, sin dejar de mirar al frente, con el auto en movimiento.
-“Sí, aquí hay…toma”- Junsu me extendió un cuaderno y un bolígrafo.
-“Qué no llevas en ese bolso!”- expresó Yoochun graciosamente.
-“No sé cómo empezar con el discurso”- comenté preocupado.
“¿Discurso?”- interrumpió mi Soulmate. “Jae, no eres un presidente en plenas elecciones! Eres un chico enamorado que quiere demostrarle al mundo cuán importante es él para ti”.
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domingo, 2 de mayo de 2010
Capítulo 19: Díselo!
Ya había amanecido, cuando desperté sobre Yunho que seguía soñando.
Tuve una sensación de bienestar que llenó mi alma. Miré su rostro angelical, y sonreí.
Decidí hacerle un desayuno sorpresa. Lo besé en la nariz, y de un salto me levanté de la cama para vestirme.
En la sencilla cocina que otorgaba el hotel, no había nada, sólo ramen. Supuse que Junsu y Min se habían devorado todo durante su estadía. Me preguntaba si Yunho había pasado hambre al lado de esos dos velocirraptors.
Decidí bajar al restaurant a comprar comida ya hecha. No me quedaba otra opción.
No tenía dinero, así que fui a mi verdadera habitación a buscarlo.
Al entrar, encontré a Junsu y a Micky durmiendo abrazados en la cama. Estaban vestidos elegantemente, no entendía por qué.
Ingresé despacio para revisar mi bolso. Sin querer hice un ruido, logrando que Yoochun se despertara.
-“Jae… ¿qué hora es?”- me preguntó un tanto aturdido.
-“Las…10:30 Am”- respondí viendo el reloj de la mesita de luz contigua.
Se levantó suavemente, desenroscando sus brazos de Xiah, aún dormido.
-“¿Le confesaste por fin tu amor?”- le dije riendo.
-“Más que eso! Mira…”- me mostró el anillo de su dedo. “Nos casamos anoche en secreto”.
-“¿En serio? Felicidades amigo!!”- lo abracé. “Pero… ¿por qué no me invitaron?”.
-“Te buscamos por todos lados, hasta que te encontramos durmiendo con Yunho, y decidimos no molestarlos JE JE”- rió pícaramente.
Me ruboricé al instante.
-“Oh, no! O sea que, ¿nos vieron?”.
-“Sí, dormidos. Se los notaba AGOTADOS jajajajaja”.
-“Ay, Micky, por favor…”.
-“No pero, en serio, me alegro que por fin te hayas decidido, Jae. Le has dicho que lo amas, ¿verdad?”.
-“Emm…en realidad…todavía no”.
-“¡¿Qué?! ¿Y qué esperas? Díselo lo antes posible!”.
-“Eso quisiera, pero… ¿Cómo? ¿Dónde? No soy bueno para esas cosas…”.
-“Bueno, ¿qué te parece con una canción? Con esa que compusimos, ¿qué opinas?”.
-“¿Tú crees? No sé, no estoy seguro…”.
-“Oh, come on, baby! Hazlo! Demuéstrale cuánto lo amas”.
-“Está bien, pero que sea…emm…mañana”.
-“Pero mañana ya estaremos en Corea nuevamente”.
-“Genial entonces, mucho mejor…Apropósito, ¿dónde está Changmin?”- quise cambiar de tema.
-“Creo que está abajo en el restaurant”.
-“Justo iba a ir para allá. Nos vemos después…”- salí del cuarto tan rápido, que Yoochun no pudo decir nada.
Cuando llegué, Changmin estaba sentado en la barra, bebiendo un vaso de leche. Lucía algo triste y melancólico.
-“Hola, Min. ¿Cómo estás?”- sonreí.
-“Ah, hola Jae…”- suspiró sin ánimos, mirando su vaso.
-“¿Te enteraste de la boda de YooSu?”.
-“Aham…yo fui el padrino”- contestó desalentado.
-“ Qué bueno, amigo!”- lo palmeé en la espalda.
-“Mm…gracias”.
-“¿Qué te sucede?”.
-“Nada…es que…mi Su está creciendo, y ahora se va de mis brazos”- hablaba como una madre.
-“El hecho de que se case, no quiere decir que te vaya a dejar, Max. Al contrario, es un motivo de celebración, y más aún si eres el padrino!”- intenté animarlo.
Me miró, y dejó su vaso de un golpe.
-“Tienes razón. No tengo por qué estar así. Vamos a brindar!”.
-“Emm… ¿con leche?”- reí señalando su brebaje.
-“Sabes que no tomo alcohol, Jae. Si quieres pídete un trago, yo invito”.
-“Me encantaría, pero tengo que subir…”.
-“Ah, claro! Yunho te espera, ¿no es así?”- dijo en tono burlón.
Asentí con la cabeza, sonriendo sonrojado.
Compré algunas cosas y volví a la habitación.
Al entrar, Yunho ya no estaba en la cama. Fui a la cocina y lo encontré en bóxers, preparando ramen. Se veía espléndido, sublime diría yo.
-“Creo que te me adelantaste”- le dije mostrándole las cosas que había comprado.
-“Jae, mi amor!”- se acercó a mí a darme un cálido beso matutino. “¿Dónde estabas? Te extrañé”- me tomó del rostro.
-“Mira, traje Lemon Pie y Cheese Cake para que comamos”.
Se acercó a mí peligrosamente y me agarró de los muslos.
-“Mmm…a ti quiero comerte”- me mordió el cuello. Solté la bolsa de inmediato.
-“Yun…Yunho por fav…”- me estremecí al instante.
Su zona rozaba la mía por encima de mi pantalón.
-“Te ves tan…apetitoso esta mañana”-con una de sus manos masajeaba deliciosamente mi parte sensible.
Empecé a respirar con dificultad.
-“¿Quieres otra vez? Uhmm?”- lamió mi oreja. Su tono era condenadamente sexual.
-“Mmhhh…”- no pude evitar gemir. Sentí escalofríos.
No logré resistirme, y caí en su candente juego.
Pronto me jaló del pantalón, y me sentó en la mesada de mármol, besándome apasionadamente. Yo sostenía sus fuertes hombros.
Me abrió las piernas y tomó mi espalda baja.
-“Yunnie ah…el-el ramen se va a quemar…”- dije jadeando, apoyado contra la pared junto a las cacerolas y objetos de cocina allí colgados.
-“Qué se queme!....Yo estoy ardiendo…”-su lengua estaba descontrolada.
De a poco, coló sus manos en mi trasero, bajando mi pantalón.
Me sonrojé al instante y cerré los ojos. Me sentí excitado, ambos en realidad. Hacía un calor impresionante y no era precisamente por el fuego de la hornalla.
Llevó una de sus manos por debajo de mi sweater, y masajeó mi pecho, delineando con sus dedos mis abdominales sutilmente marcados.
Yo amagué a quitarme dicha prenda, pero él detuvo mi acción, colocándome las manos detrás de mi cabeza, contra la pared, quedando yo así imposibilitado a cualquier movimiento.
-“Déjatelo puesto…”- me miró con lascivia. Yo sabía que le gustaba mucho verme con sweater, pero hacía demasiado calor, y ya me resultaba una prenda incómoda.
Intenté zafarme de su posesivo agarre, pero me era imposible. Aunque admito que en parte quería ser su esclavo, su amante, su todo. Así que, lo dejé dominarme.
Se hizo desear, acariciando mi rostro con su nariz, respirando en mis labios, y lamiéndolos de par en par. Era malo, muy malo. Él sabía que yo no podría aguantar mucho tiempo.
-“Ház-Házmelo…”- rogué extasiado.
Su cara demostraba satisfacción al tenerme a su merced.
Pronto, me levantó las piernas, bajando un poco mi pantalón, y entró en mí de una estocada violenta.
-“AAHHHH!”- gemí de dolor y placer. No me dio tiempo de nada.
Comenzó a hacer fuertes movimientos pélvicos, provocando que yo diera pequeños saltos.
-“Ahh…ahh…más…MÁS YUNHO…ahh!”- pedí a gritos desesperados.
Tiramos todo lo que había sobre la mesada. Los vidrios de las ventanas estaban empañados.
-“¿Quieres más, eh?...mmhhh…ven, súbete…”- me alzó rápidamente a su cintura, y me llevó contra una pared.
Me embestía continuamente, haciéndome gemir de una manera bestial.
Yo lo besaba, desbordado de placer, mientras él tenía sus manos en mis muslos.
Ya se nos había hecho adictivo.
-“D-di que mmhhh….me amas…ahh”- susurró en mi oído.
Nunca pensé que llegarían esas palabras que me hacían sentir tan incómodo, y menos en esas circunstancias.
Pero, al ver cómo me hacía el amor, y la forma en que me había demostrado lo que sentía, decidí ceder a su petición.
-“T-te ahhhhh!!”- grité justo al llegar al orgasmo. Después el también.
Nos quedamos así, intentando calmar nuestras respiraciones. No logré decir nada, y él pareció olvidarse del tema. Luego nos bañamos juntos.
En la ducha él enjuagaba mi cabello lleno de shampoo, mientras que yo le pasaba delicadamente la esponja por su hermoso pecho bien formado. Cuando llegué a su ombligo, en un arranque de excitación, tomó mi mano y la guió hacia más abajo.
-“¿Otra vez?”- pregunté en tono gracioso.
-“No, es que…estoy muuuy sucio”- dijo en tono pícaro e insinuante. ”Y…quisiera que me limpies…”- puso un gesto de bebé, absolutamente irresistible.
-“Oh, bueno…en ese caso…”- le seguí el juego.
Él guiaba mis movimientos para lograr la intensidad que más le gustara, mientras me besaba y miraba con lujuria.
-“Mmhhh, Jae…q-que delicioso… ¿estás…mmhhh…seguro de que nunca habías hecho esto?...”.
Reí pícaro, para devorar sus labios. Evidentemente había logrado eso que yo tanto anhelaba: darle placer a él.
Al rato, preparamos los bolsos para volver a Corea.
-“¿Vamos muchachos?”- preguntó Yoochun al entrar por la puerta del cuarto.
-“Sí, vamos”- respondí saliendo con Yunho de la mano.
-“Apúrense, que Changmin y Junsu nos están esperando en el aeropuerto”.
Ya estando arriba del avión, Micky me interrogó en secreto.
-“¿Y? ¿Se lo dijiste?”.
-“Aún no. Voy a esperar hasta estar en Corea”.
Luego miré por la ventana, pudiendo observar cómo nos alejábamos de esa ciudad mágica e inolvidable.
-“Adiós, París”- suspiré sonriendo con nostalgia.
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Tuve una sensación de bienestar que llenó mi alma. Miré su rostro angelical, y sonreí.
Decidí hacerle un desayuno sorpresa. Lo besé en la nariz, y de un salto me levanté de la cama para vestirme.
En la sencilla cocina que otorgaba el hotel, no había nada, sólo ramen. Supuse que Junsu y Min se habían devorado todo durante su estadía. Me preguntaba si Yunho había pasado hambre al lado de esos dos velocirraptors.
Decidí bajar al restaurant a comprar comida ya hecha. No me quedaba otra opción.
No tenía dinero, así que fui a mi verdadera habitación a buscarlo.
Al entrar, encontré a Junsu y a Micky durmiendo abrazados en la cama. Estaban vestidos elegantemente, no entendía por qué.
Ingresé despacio para revisar mi bolso. Sin querer hice un ruido, logrando que Yoochun se despertara.
-“Jae… ¿qué hora es?”- me preguntó un tanto aturdido.
-“Las…10:30 Am”- respondí viendo el reloj de la mesita de luz contigua.
Se levantó suavemente, desenroscando sus brazos de Xiah, aún dormido.
-“¿Le confesaste por fin tu amor?”- le dije riendo.
-“Más que eso! Mira…”- me mostró el anillo de su dedo. “Nos casamos anoche en secreto”.
-“¿En serio? Felicidades amigo!!”- lo abracé. “Pero… ¿por qué no me invitaron?”.
-“Te buscamos por todos lados, hasta que te encontramos durmiendo con Yunho, y decidimos no molestarlos JE JE”- rió pícaramente.
Me ruboricé al instante.
-“Oh, no! O sea que, ¿nos vieron?”.
-“Sí, dormidos. Se los notaba AGOTADOS jajajajaja”.
-“Ay, Micky, por favor…”.
-“No pero, en serio, me alegro que por fin te hayas decidido, Jae. Le has dicho que lo amas, ¿verdad?”.
-“Emm…en realidad…todavía no”.
-“¡¿Qué?! ¿Y qué esperas? Díselo lo antes posible!”.
-“Eso quisiera, pero… ¿Cómo? ¿Dónde? No soy bueno para esas cosas…”.
-“Bueno, ¿qué te parece con una canción? Con esa que compusimos, ¿qué opinas?”.
-“¿Tú crees? No sé, no estoy seguro…”.
-“Oh, come on, baby! Hazlo! Demuéstrale cuánto lo amas”.
-“Está bien, pero que sea…emm…mañana”.
-“Pero mañana ya estaremos en Corea nuevamente”.
-“Genial entonces, mucho mejor…Apropósito, ¿dónde está Changmin?”- quise cambiar de tema.
-“Creo que está abajo en el restaurant”.
-“Justo iba a ir para allá. Nos vemos después…”- salí del cuarto tan rápido, que Yoochun no pudo decir nada.
Cuando llegué, Changmin estaba sentado en la barra, bebiendo un vaso de leche. Lucía algo triste y melancólico.
-“Hola, Min. ¿Cómo estás?”- sonreí.
-“Ah, hola Jae…”- suspiró sin ánimos, mirando su vaso.
-“¿Te enteraste de la boda de YooSu?”.
-“Aham…yo fui el padrino”- contestó desalentado.
-“ Qué bueno, amigo!”- lo palmeé en la espalda.
-“Mm…gracias”.
-“¿Qué te sucede?”.
-“Nada…es que…mi Su está creciendo, y ahora se va de mis brazos”- hablaba como una madre.
-“El hecho de que se case, no quiere decir que te vaya a dejar, Max. Al contrario, es un motivo de celebración, y más aún si eres el padrino!”- intenté animarlo.
Me miró, y dejó su vaso de un golpe.
-“Tienes razón. No tengo por qué estar así. Vamos a brindar!”.
-“Emm… ¿con leche?”- reí señalando su brebaje.
-“Sabes que no tomo alcohol, Jae. Si quieres pídete un trago, yo invito”.
-“Me encantaría, pero tengo que subir…”.
-“Ah, claro! Yunho te espera, ¿no es así?”- dijo en tono burlón.
Asentí con la cabeza, sonriendo sonrojado.
Compré algunas cosas y volví a la habitación.
Al entrar, Yunho ya no estaba en la cama. Fui a la cocina y lo encontré en bóxers, preparando ramen. Se veía espléndido, sublime diría yo.
-“Creo que te me adelantaste”- le dije mostrándole las cosas que había comprado.
-“Jae, mi amor!”- se acercó a mí a darme un cálido beso matutino. “¿Dónde estabas? Te extrañé”- me tomó del rostro.
-“Mira, traje Lemon Pie y Cheese Cake para que comamos”.
Se acercó a mí peligrosamente y me agarró de los muslos.
-“Mmm…a ti quiero comerte”- me mordió el cuello. Solté la bolsa de inmediato.
-“Yun…Yunho por fav…”- me estremecí al instante.
Su zona rozaba la mía por encima de mi pantalón.
-“Te ves tan…apetitoso esta mañana”-con una de sus manos masajeaba deliciosamente mi parte sensible.
Empecé a respirar con dificultad.
-“¿Quieres otra vez? Uhmm?”- lamió mi oreja. Su tono era condenadamente sexual.
-“Mmhhh…”- no pude evitar gemir. Sentí escalofríos.
No logré resistirme, y caí en su candente juego.
Pronto me jaló del pantalón, y me sentó en la mesada de mármol, besándome apasionadamente. Yo sostenía sus fuertes hombros.
Me abrió las piernas y tomó mi espalda baja.
-“Yunnie ah…el-el ramen se va a quemar…”- dije jadeando, apoyado contra la pared junto a las cacerolas y objetos de cocina allí colgados.
-“Qué se queme!....Yo estoy ardiendo…”-su lengua estaba descontrolada.
De a poco, coló sus manos en mi trasero, bajando mi pantalón.
Me sonrojé al instante y cerré los ojos. Me sentí excitado, ambos en realidad. Hacía un calor impresionante y no era precisamente por el fuego de la hornalla.
Llevó una de sus manos por debajo de mi sweater, y masajeó mi pecho, delineando con sus dedos mis abdominales sutilmente marcados.
Yo amagué a quitarme dicha prenda, pero él detuvo mi acción, colocándome las manos detrás de mi cabeza, contra la pared, quedando yo así imposibilitado a cualquier movimiento.
-“Déjatelo puesto…”- me miró con lascivia. Yo sabía que le gustaba mucho verme con sweater, pero hacía demasiado calor, y ya me resultaba una prenda incómoda.
Intenté zafarme de su posesivo agarre, pero me era imposible. Aunque admito que en parte quería ser su esclavo, su amante, su todo. Así que, lo dejé dominarme.
Se hizo desear, acariciando mi rostro con su nariz, respirando en mis labios, y lamiéndolos de par en par. Era malo, muy malo. Él sabía que yo no podría aguantar mucho tiempo.
-“Ház-Házmelo…”- rogué extasiado.
Su cara demostraba satisfacción al tenerme a su merced.
Pronto, me levantó las piernas, bajando un poco mi pantalón, y entró en mí de una estocada violenta.
-“AAHHHH!”- gemí de dolor y placer. No me dio tiempo de nada.
Comenzó a hacer fuertes movimientos pélvicos, provocando que yo diera pequeños saltos.
-“Ahh…ahh…más…MÁS YUNHO…ahh!”- pedí a gritos desesperados.
Tiramos todo lo que había sobre la mesada. Los vidrios de las ventanas estaban empañados.
-“¿Quieres más, eh?...mmhhh…ven, súbete…”- me alzó rápidamente a su cintura, y me llevó contra una pared.
Me embestía continuamente, haciéndome gemir de una manera bestial.
Yo lo besaba, desbordado de placer, mientras él tenía sus manos en mis muslos.
Ya se nos había hecho adictivo.
-“D-di que mmhhh….me amas…ahh”- susurró en mi oído.
Nunca pensé que llegarían esas palabras que me hacían sentir tan incómodo, y menos en esas circunstancias.
Pero, al ver cómo me hacía el amor, y la forma en que me había demostrado lo que sentía, decidí ceder a su petición.
-“T-te ahhhhh!!”- grité justo al llegar al orgasmo. Después el también.
Nos quedamos así, intentando calmar nuestras respiraciones. No logré decir nada, y él pareció olvidarse del tema. Luego nos bañamos juntos.
En la ducha él enjuagaba mi cabello lleno de shampoo, mientras que yo le pasaba delicadamente la esponja por su hermoso pecho bien formado. Cuando llegué a su ombligo, en un arranque de excitación, tomó mi mano y la guió hacia más abajo.
-“¿Otra vez?”- pregunté en tono gracioso.
-“No, es que…estoy muuuy sucio”- dijo en tono pícaro e insinuante. ”Y…quisiera que me limpies…”- puso un gesto de bebé, absolutamente irresistible.
-“Oh, bueno…en ese caso…”- le seguí el juego.
Él guiaba mis movimientos para lograr la intensidad que más le gustara, mientras me besaba y miraba con lujuria.
-“Mmhhh, Jae…q-que delicioso… ¿estás…mmhhh…seguro de que nunca habías hecho esto?...”.
Reí pícaro, para devorar sus labios. Evidentemente había logrado eso que yo tanto anhelaba: darle placer a él.
Al rato, preparamos los bolsos para volver a Corea.
-“¿Vamos muchachos?”- preguntó Yoochun al entrar por la puerta del cuarto.
-“Sí, vamos”- respondí saliendo con Yunho de la mano.
-“Apúrense, que Changmin y Junsu nos están esperando en el aeropuerto”.
Ya estando arriba del avión, Micky me interrogó en secreto.
-“¿Y? ¿Se lo dijiste?”.
-“Aún no. Voy a esperar hasta estar en Corea”.
Luego miré por la ventana, pudiendo observar cómo nos alejábamos de esa ciudad mágica e inolvidable.
-“Adiós, París”- suspiré sonriendo con nostalgia.
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